martes, 19 de abril de 2011

MAMOVA (por Vicente Feliu)


Buenas, esta es la primera crónica para zancadas

La primera sorpresa del día: cuantas curvas hay hasta llegar a La Pobleta. La carretera, interminable. Menos mal que vamos en buena compañía. La segunda sorpresa, en La Pobleta, a las ocho de la mañana, hace un frío del demonio. Aquí es cuando comienzan mis dudas, pues esta es mi primera prueba “seria”, un maratón de montaña. ¿Ponerme malla corta o larga?¿manga corta o sudadera?... En fin, hago lo que hace todo el mundo: camiseta de Zancadas, que hemos venido a sufrir. La tercera sorpresa, mientras echamos unas risas, es ver a un “caganet” emboscado entre los pinos, saludando a la mañana y al resto de corredores. Me pregunto si será normal antes de una carrera “seria” hacer de “caganet”, pero como no veo al resto de Zancadas ponerse a ello sigo con mis preparativos. Saludos a unos y otros, y foto de rigor.

Nos juntamos en la línea de salida nada menos que 19 Zancadas. Dan la salida y nos ponemos a correr. A los pocos segundos, mucho antes de que la calle de La Pobleta se termine, descubro que hay unos cuantos Zancadas que llevan motor turbo de serie y que no los pillaré jamás. A mi alrededor aún veo muchas camisetas y rostros conocidos.

A los dos kilómetros descubro que no llevo a ningún Zancadas de compañía. Malo, muy mal síntoma para mí. Veo que vienen detrás, así que aminoro y contacto con un grupo de cuatro/cinco Zancadas: Web, Salva, Pascual y un chico con camiseta azul (perdona que no recuerde el nombre). Me pego a ellos y hasta donde llegue, pues nunca he corrido 42 km y no sé como lo aguantaré.

Y así van pasando los kilómetros entre risas, trotes y avituallamientos (¡¡¡Organización: faltó comida y líquido!!!). Llegamos a Andilla. Es agradable llegar a este tipo de carreras y sentirte arropado por los espectadores: nos dan ánimo, saludos y nos permiten echar unas risas viendo a alguno/a.

Continuamos, después de dejar atrás el cementerio del pueblo, unos 4 km. andando. La pendiente no invita a correr y como llevamos radio en el grupo (Pascual, además de cantar, reparte polos de varios sabores) pasamos un buen rato. Saqueamos las naranjas del avituallamiento y todo para bajo, buscando Osset y Artaj.

Estos kilómetros los hago de maravilla, sin sensación de cansancio y corriendo por una senda entretenida y “trialera”. Llego al 32. A partir de ahora es “terra incógnita” para mi, pero de momento todo va bien.

De Artaj al último control la cosa se hace dura. El grupo de cinco se va dispersando. Llevo delante de mi a un mulato de más de dos metros que no hace más que pegar gritos en mitad del monte, según él, para relajar los músculos; pero delante de él va el web. Subimos el cortafuegos. La imagen de web, siempre delante, sirve de acicate. Llegados aquí, ese es mi objetivo: no dejar a Diego.

Curiosamente los últimos kilómetros los hago mejor corriendo que andando. Los continuos repechos alargan los kilómetros más de lo deseado; sólo quiero correr, quitarme metros. Entre web y yo hay un puñado de corredores. No hago amago de adelantarlos; ni por fuerzas ni por ganas. Cartelitos con la distancia cada 500 metros. Sé que la prueba esta hecha, que es ya sólo cuestión de tiempo el llegar a meta. Sigo sintiéndome mejor corriendo en bajadas y llano, que caminando en los repechos. Se ve La Pobleta entre los pinos. Cruzo la carretera y entro en el pueblo. Ambiente de meta. Tomando el sol descubro al primer grupo de Zancadas, los que llevan turbo de serie en las piernas. Es el empujón que necesito, sus saludos, para llegar a meta. ¡¡Finisher!!. Sólo entonces descubro que el tiempo, para mi primera maratón de montaña, no ha estado mal: menos de seis horas (por unos segundillos).

Me uno al grupo para ir esperando a que lleguen los demás. Con pocos minutos de diferencia llegan los Zancadas que hemos corrido juntos durante casi toda la carrera. Un poco más tarde llega otro grupo. Saludo especialmente a Red Tea, pues también es su primera prueba “seria” y a los dos nos ha costado muchos kilómetros por La Calderona y mucho madrugón los domingos el ponernos a tono para la MaMoVa.

Solo queda regresar a casa y dar las gracias a todos los Zancadas que han hecho de esta maratón de montaña algo especial para mi; y un saludo particular al web, que me metió en esto de correr por la montaña y conocer al resto de Zancadas.

6 comentarios:

webmaster dijo...

Enhorabuena Vicente por ña crónica y por la Mamova. Yo creo que lo de correr por la montaña, lo traías de serie (por si alguno no lo sabía este señor ha hecho cumbre en el Montblanc).
Por favor no le digas a tu mujer que he sido yo el que te ha permitido conocer a los Zancadas, pq si algún día los conoce, no me lo va a perdonar en la vida.

MANOLI CXM dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MANOLI CXM dijo...

Web el artículo lo eliminé yo para no ser muy cruel con vuestras desventuras, al final te llegó y del tiempo nada que decir aunque según los comentarios hay grupitos y así no se corre una maratón. Cada cual hace su carrera y su tiempo y luego la fiesta, claro que no os divertís ni la mitad.
Bueno a ver si cuela NY, pero ahí no os van a dejar ir al montonet que hay mucha peña.

SALVA CUÑADO dijo...

Enhorabuena Vicente y bienvenido al mundod los desafios de Zancadas.
TE ARREPENTIRAS.

SALVA CUÑADO dijo...

Enhorabuena Vicente y bienvenido al mundod los desafios de Zancadas.
TE ARREPENTIRAS.

Xato dijo...

Enhorabuena Vicente, buen estreno en la distancia y en las crónicas.