miércoles, 22 de agosto de 2012

Entrene alternativo (Subida al Gran Tapou)



Como los amigos de Zancadas están venga a insistir con el entrene para la maratón de Valencia, y uno, en su retiro de vacaciones, solo puede correr por pistas forestales (y no mucho, no sea que me pierda) busco un plan alternativo. Subir un par de tres miles en el Pirineo. De esa manera añado dos tres miles más para la lista y entreno para las carreras de montaña de la temporada que viene.
Me largo hasta Gavarnie, en Francia. Dejo el coche al final de una carreterilla de montaña y comienzo a patear buscando un sitio donde pasar la noche. La Cabaña de Millas no parece mal sitio. Echo la esterilla en el suelo y abro el saco; la cena, bajo las estrellas, a la luz del frontal.
A las seis de la mañana no aguanto más en el saco de dormir. Tengo para desayunar los restos de la cena de ayer, ambientados con el fresquito de la noche. Me pongo las botas (mejor que las zapas de correr para el terreno) y comienzo a caminar. Aún es de noche, pero el camino lo tengo claro gracias al GPS (sí, ese maravilloso aparatejo que ayudó mucho en Cavalls del Vent). A la media hora clarea ya. Ante mi queda el macizo del Vignemale (para quien no conozca el Pirineo, altamente recomendable) Como hace años subí el Vignemale, he elegido otro pico menos visitado, el Gran Tapou, de 3.151 metros. 
Joder, parece que no, pero las saliditas a correr por la Calderona y los palizones de Cavalls del Vent y otras carreras de montaña, ayudan a la hora de caminar por la montaña. 
Primero toca andar por pradera, en continua subida, hasta los lagos de Monferrat. Una vez allí, el prado da paso a la piedra. La senda es clara de seguir, con hitos y bien trazada en cómodos zig-zag. Tras tres horas y media de subida llego a un collado que separa los picos de Miliu (3.131 m.) y el Gran Tapou (3.151 m). Subo primero al pico de Miliu. Unas vistas increíbles, sobre todo, por la cercanía, de la marmorera de casi mil metros de pared que separa el Vignemale de donde me encuentro. Impresionante. Fotos y más fotos, e hidratarse, que aprieta el calor. Desando el camino hasta el collado y, siguiendo por una cresta fácil, donde solo apoyo las manos de vez en cuando, llego al Gran Tapou. Parecidas vistas, fotos y más fotos. No encuentro a ningún otro montañero en estas montañas. En la cima del Vignemale se distinguen, en cambio, un buen puñado de personas. Es lo que tiene ir a sitios raros, que acabas yendo sólo. 

La bajada la realizo también en buena forma. En los lagos de Monferrat paro a comer algo y remojarme en los arroyos de la zona. Aprieta el calor. En el terreno de prado, incluso me entretengo trotando un rato, pero claro, levantar las botas del suelo no es lo mismo que correr con las Salomon. Al cabo de casi ocho horas llego al coche. 
No sé si esto sirve como entrene para la Maratón de Valencia, gurús hay en Ruzafa que lo dirán. Pero desde luego he disfrutado del día y, también, el cuerpo, físicamente, ha respondido. 

A ver si alguna vez montamos los Zancadas algo en montaña. A seguir disfrutando de las vacaciones (los que aún tengan)


Más fotos en https://picasaweb.google.com/111132713027083817360/GranTapouYPicDuMilleu