Mi crónica, como no puede ser de otra manera, gira alrededor del héroe de la maratón.
A las 7.30 de la mañana salimos desde casa, con más sueño y frio que ganas. No sabíamos bien donde aparcar, ni muy cerca ni muy lejos del puerto, debido a que las previsiones eran por el Km 15 volver a por el coche.
Nos reunimos con los demás zancadas en el Hotel Neptuno. Me quedé sin café e iba en ayunas, pero para la distancia calculada era suficiente con la cena del día anterior.
Ya en la línea de salida, nos dimos cuenta que estábamos de lo últimos, pero no nos importaba. Nanillo marcaría el ritmo y yo iría a rueda.
Así lo hicimos, el héroe me iba dando datos cada kilómetro. “Calili, vamos 30” por debajo, Calili, hemos recuperado, Calili te estás hundiendo”. Especialmente duro fue el circuito. Desolador, sin afición. Empecé a tener mis bajadas. Pero allí estaba el héroe dándome ánimos. “Por lo menos hay que llegar al km 15”. Salimos del circuito y recuperamos fuerzas y ánimos. Llegábamos a las zonas de avituallamiento y normalmente ya no quedaba bebida isotónica, solo había agua. De vez en cuando podíamos pillar una botella semivacía que compartíamos.
Pasamos los 15 sin darnos cuenta, y por allí andaba Whito (¡¡¡ qué grande !!!) haciendo fotos y dando ánimos. Un ánimo, una zancada nueva que salía de la nada.
“Nanillo, empiezan a dolerme las rodillas, me duelen los hombros y hasta los putos pezones”. Contestaba; “ tranquilo eso con el tiempo se pasa. De aquí a no res estamos en los 21”.
Efectivamente, cuando me quise dar cuenta pasábamos por la media. Al poco aparecían Belén y Amparo (¡¡¡ la foto maratón funcionaba !!!). Otra vez un ánimo, una nueva zancada que salía de la nada.
Pasé los 23 y me rompí, no podía más. Nanillo me decía, ”nos estamos hundiendo, hay que recuperar”. Yo contestaba, “Nanillo cógete al grupo, luego estarás solo y tú puedes llegar”. Pero siempre había un nuevo ánimo. “No. Llegamos los dos. Esto lo hemos empezado juntos y llegamos juntos”.
Pero mis piernas no respondían. Mi corazón quería estar y seguir con él, pero mi realidad física me lo impedía. Recuerdo las últimas palabras, allá por el km 26. “Nanillo, no puedo más. Pero si yo he llegado hasta aquí, seguro que tú llegas a la meta. Tú estás más preparado que yo”. Me chocó la mano y lo perdí. Mi sensación no fue de éxito ni de fracaso, me quedé con las ganas de continuar. Había conseguido 26km, más de media maratón y me iba con mal sabor de boca. No me molestaba no acabar, me molestaba no seguir. El héroe me estaba apoyando todo el camino y merecía un último esfuerzo, pero no pude.
Después en casa me llamó Whito y me iba radiando lo que sucedía. Fue emocionante. No lo vi llegar, pero lo sentí como si fuera yo el que cruzaba la meta. Luego toda la tarde y noche buscando noticias del héroe. ¡¡ Qué poco mediático es este deporte !!.
Gracias héroe por llevarme hasta los 26, sin tu esfuerzo y tus ánimos posiblemente me hubiera quedado atrás y no hubiera roto mis records.
AMUNT VALENCIA, AMUNT ZANCADAS, AMUNT PRESIDENTE.
A las 7.30 de la mañana salimos desde casa, con más sueño y frio que ganas. No sabíamos bien donde aparcar, ni muy cerca ni muy lejos del puerto, debido a que las previsiones eran por el Km 15 volver a por el coche.
Nos reunimos con los demás zancadas en el Hotel Neptuno. Me quedé sin café e iba en ayunas, pero para la distancia calculada era suficiente con la cena del día anterior.
Ya en la línea de salida, nos dimos cuenta que estábamos de lo últimos, pero no nos importaba. Nanillo marcaría el ritmo y yo iría a rueda.
Así lo hicimos, el héroe me iba dando datos cada kilómetro. “Calili, vamos 30” por debajo, Calili, hemos recuperado, Calili te estás hundiendo”. Especialmente duro fue el circuito. Desolador, sin afición. Empecé a tener mis bajadas. Pero allí estaba el héroe dándome ánimos. “Por lo menos hay que llegar al km 15”. Salimos del circuito y recuperamos fuerzas y ánimos. Llegábamos a las zonas de avituallamiento y normalmente ya no quedaba bebida isotónica, solo había agua. De vez en cuando podíamos pillar una botella semivacía que compartíamos.
Pasamos los 15 sin darnos cuenta, y por allí andaba Whito (¡¡¡ qué grande !!!) haciendo fotos y dando ánimos. Un ánimo, una zancada nueva que salía de la nada.
“Nanillo, empiezan a dolerme las rodillas, me duelen los hombros y hasta los putos pezones”. Contestaba; “ tranquilo eso con el tiempo se pasa. De aquí a no res estamos en los 21”.
Efectivamente, cuando me quise dar cuenta pasábamos por la media. Al poco aparecían Belén y Amparo (¡¡¡ la foto maratón funcionaba !!!). Otra vez un ánimo, una nueva zancada que salía de la nada.
Pasé los 23 y me rompí, no podía más. Nanillo me decía, ”nos estamos hundiendo, hay que recuperar”. Yo contestaba, “Nanillo cógete al grupo, luego estarás solo y tú puedes llegar”. Pero siempre había un nuevo ánimo. “No. Llegamos los dos. Esto lo hemos empezado juntos y llegamos juntos”.
Pero mis piernas no respondían. Mi corazón quería estar y seguir con él, pero mi realidad física me lo impedía. Recuerdo las últimas palabras, allá por el km 26. “Nanillo, no puedo más. Pero si yo he llegado hasta aquí, seguro que tú llegas a la meta. Tú estás más preparado que yo”. Me chocó la mano y lo perdí. Mi sensación no fue de éxito ni de fracaso, me quedé con las ganas de continuar. Había conseguido 26km, más de media maratón y me iba con mal sabor de boca. No me molestaba no acabar, me molestaba no seguir. El héroe me estaba apoyando todo el camino y merecía un último esfuerzo, pero no pude.
Después en casa me llamó Whito y me iba radiando lo que sucedía. Fue emocionante. No lo vi llegar, pero lo sentí como si fuera yo el que cruzaba la meta. Luego toda la tarde y noche buscando noticias del héroe. ¡¡ Qué poco mediático es este deporte !!.
Gracias héroe por llevarme hasta los 26, sin tu esfuerzo y tus ánimos posiblemente me hubiera quedado atrás y no hubiera roto mis records.
AMUNT VALENCIA, AMUNT ZANCADAS, AMUNT PRESIDENTE.